Barzinho, boteco, botequim: tan adorados que el pueblo brasileño no puede imaginarse sin ellos
Hay una cierta magia en la gastronomía brasileña que la convierte en una de las más queridas y buscadas del mundo. Desde el café de la tarde más básico, pasando por los aromáticos panes en la chapa y culminando en la feijoada, la gastronomía típica ya se aborda de manera más específica en varios artículos de BBMAG. Sin embargo, esta vez, hemos seleccionado una cantidad más amplia de comidas populares que siempre están en boca del pueblo.
En botecos, reuniones informales en casa, fiestas empresariales y cumpleaños infantiles, hay muchas opciones posibles de bocadillos. Coxinhas, bolitas de queso, panes de queso, panes de papa y tantos otros son las principales elecciones de los anfitriones que desean ofrecer una mesa abundante y variada, tal como los acompañamientos perfectos para una charla casual en la mesa del bar, junto a una refrescante cerveza o ese chop frío.
Mezcla de snacks brasileños: coxinha y kibe.
Los botecos no son una novedad para aquellos acostumbrados a Brasil, pero es interesante mencionar el crecimiento de estos establecimientos a partir de la década de 1980, impulsado también por el ‘boom’ de la música de contracultura. A diferencia de los pubs británicos, cuyo propósito está más orientado a la acción de beber en sí, los botecos brasileños son establecimientos que pueden servir a una infinidad de propósitos, como punto de encuentro después de un día de trabajo, un lugar para relajarse o simplemente un rincón para charlar.
Afortunadamente, en algún momento alguien tuvo la brillante idea de servir bocadillos junto con las bebidas, y así los barzinhos iniciaron una tendencia en tierras brasileñas, adoptando los nombres más creativos y popularizándose rápidamente. Lo mejor de todo es que muchos de ellos están en prácticamente todos los rincones de la vasta mayoría de las ciudades.
Polenta frita
Además de las famosas coxinhas y bolitas de queso, los clientes suelen pedir también porciones de frango à passarinho (un corte específico de pollo brasileño, normalmente del ala, frito en aceite caliente y servido en pequeños trozos), normalmente acompañado de mandioca frita.
¡La opción de bolinhos es inmensa! Son perfectos para los paladares más diversos, con rellenos de carne, bacalao, ajo, mandioca, pollo, carne seca, cangrejo, atún… Como si no fuera suficiente, puedes pedir empanadas pequeñas o grandes con sabores igualmente variados, empadinhas también con diferentes rellenos e incluso pizzas cortadas en pequeños trozos para facilitar el servicio. Aún así, el principal aperitivo para acompañar la cerveza o la caipirinha sigue siendo la papa frita, inmortalizada por la banda Blitz también en los años 80, que puede venir acompañada de cheddar y bacon o simplemente en su forma tradicional.
Para los amantes de la carne, la recomendación es probar pequeñas tiras de filete con salsa de madera o la suculenta picanha en el réchaud, cortada también en pequeños trozos y asada por el propio cliente según la preferencia del punto deseado de la carne. Para quienes se interesan por el asado, hay lugares que ofrecen brochetas.
Pastel – plato típico brasileño
El menú de bebidas, por su parte, es aún más amplio. Hay tragos, cócteles, cervezas y batidas, lo que incluye la bebida brasileña más famosa, la caipirinha. La creatividad al desarrollar variaciones de estas bebidas es lo que distingue al ciudadano brasileño, ya que es posible encontrar mezclas de tragos o creaciones totalmente originales. Si no quieres innovar, basta con pedir el clásico chope, cerveza almacenada en un barril, bajo presión, que pasa por una serpentina, enfriándola de manera impresionante, y servida a través de un grifo.
Para quienes no son fanáticos de las bebidas alcohólicas, se recomienda una vasta selección de jugos de diversas frutas tropicales y refrescos, que, bien fríos, no tienen nada que envidiar a las cervezas y similares.
Una de las mejores sensaciones de la vida es pasar tiempo con amigos; incluso después de muchos años separados, reencontrarse con ese grupo que compartió grandes momentos en tiempos pasados es la actividad perfecta para descansar el cerebro y el cuerpo. Lo mismo aplica a las reuniones después del trabajo o a encontrarse con los amigos de siempre al salir de la playa, por la mañana, por la tarde, por la noche, de madrugada… Sin duda, la comida estará presente en algún momento, probablemente acompañada de una bebida refrescante y, sin lugar a dudas, de una excelente conversación.
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